Estudian la aplicación de las terapias CAR-T para tratar neuroblastoma, tumores sólidos o linfoma en niños

– También esperan poder aplicarlo a las enfermedades autoinmunes en adultos

MADRID, 02 (SERVIMEDIA)

Avanza la investigación para aplicar las nuevas terapias CAR-T en el tratamiento del neuroblastoma en niños y ampliar su uso a otros tipos de cáncer, como los tumores sólidos o el linfoma, según se puso de manifiesto este viernes en la 69º edición del Congreso de la Asociación Española de Pediatría (AEP).

El doctor Antonio Pérez Martínez, jefe de Servicio de HematoOncología Pediátrica del Hospital Universitario La Paz, explicó en el encuentro que «ya está casi en fase dos un estudio para aplicar esta terapia en el tratamiento del neuroblastoma en niños, fases I en otros tumores sólidos como sarcomas y tumores cerebrales, y se está estudiando también su aplicación en enfermedades autoinmunes en la población adulta».

Añadió que «en niños estos estudios van siempre un poco por detrás, pero no tardaremos en verlo». Para ello, es imprescindible tener unidades clínicas entrenadas en el manejo y cuidado de estos pacientes para tratar los efectos adversos de estos tratamientos.

Actualmente, más del 85% de los pacientes pediátricos que las reciben para la leucemia linfoblástica B responden al tratamiento y aproximadamente el 50% mantienen esta respuesta a los dos años.

CÓMO FUNCIONA LA TERAPIA CAR-T

En las terapias de células CAR-T las células T, que forman parte del sistema inmunitario y ayudan a proteger el organismo de las infecciones, son obtenidas de la sangre del paciente y modificadas en el laboratorio a través de un vector viral que lleva información genética.

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El objetivo es que expresen proteínas en su membrana que les permita adherirse a las células cancerosas, casi de forma exclusiva, y eliminarlas. Por eso, se la conoce también como terapia génica celular.

Cada CAR está hecho para el antígeno específico de un cáncer y actualmente su uso en niños sólo está aprobado para el tratamiento de la leucemia linfoblástica aguda B, que es el cáncer más frecuente en la infancia.