Investigadores españoles demuestran que el ictus no mata las neuronas por toxicidad química, sino por ondas eléctricas letales

– Este descubrimiento abre una nueva diana terapéutica para tratar los ictus de manera más eficiente

MADRID, 08 (SERVIMEDIA)

Un grupo de investigadores internacional en el que participa el doctor Óscar Herreras, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha descubierto que los ictus no matan las neuronas por toxicidad química, como se creía hasta ahora, sino por ondas eléctricas, lo que abre una nueva diana terapéutica para tratar esta enfermedad cerebrovascular de una forma más eficiente.

Este nuevo análisis, publicado en la revista ‘Neurocritical Care’, cuestiona la teoría dominante sobre cómo mueren las neuronas en casos de accidente cerebrovascular, que son, según Óscar Herreras, «la segunda causa de muerte y la primera causa de discapacitación».

En ese sentido, este investigador apuntó que «a pesar de haber concitado uno de los mayores esfuerzos de investigación tanto clínica como experimental, los numerosos hallazgos obtenidos en laboratorio sobre el mecanismo de los accidentes cerebrovasculares no han tenido una traslación a la clínica». Prueba de ello es que actualmente no existe una estrategia basada en evidencia científica para tratar a este numeroso grupo de pacientes que ingresan en la UCI, generalmente con pronóstico muy negativo.

Añadió que más de 200 ensayos clínicos para la evaluación de fármacos que habían mostrado ser potencialmente útiles en modelos de ictus o traumatismo craneoencefálico en laboratorio han resultado ser infructuosos en pacientes, «lo que tiene a la comunidad científica perpleja y a la clínica, frustrada».

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Ante esta situación, el grupo de investigadores que ha publicado el análisis concluye que los hallazgos sobre los que se han basado los ensayos clínicos «no eran determinantes, y habían soslayado descubrimientos previos que sí lo eran».

Óscar Herreras explicó que desde mediados del siglo XX se conocía que, tras la irrupción de aporte sanguíneo en el cerebro, el primer evento en la cadena de sucesos que conduce a la muerte de las neuronas es la aparición de una onda de potencial eléctrico.

A su juicio, el problema ha podido residir en que «los investigadores y las compañías farmacéuticas no sabían cómo utilizar o modular estas ondas eléctricas para impedir el daño y se han centrado en una de sus consecuencias químicas, suponiendo que son un paso intermedio en el que se podría atajar la deriva letal».

Esto le permitió comentar que «una vez iniciadas las ondas se desencadenan muchos procesos paralelos que conducen a la muerte, y atajar sólo la toxicidad del glutamato no es suficiente. Es necesario detener las ondas que desencadenan todo».

Por ello, los investigadores involucrados en este ensayo llevan años concienciando a sus colegas para que presten más atención en la UCI a estas ondas eléctricas en los pacientes que entran con ictus, hemorragias cerebrales y traumatismos, ya que su «presencia y duración son la mejor forma de saber la gravedad del daño y cuanto tejido nervioso va a resultar irreversiblemente dañado».

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