¿Vemos todos la misma información? La pandemia en redes sociales

«Pero, ¿no están leyendo lo mismo que yo?». Esto  se preguntan muchos cuando entran en discusiones en las redes sociales. Y la respuesta es sencilla: No.

Como ya quedó demostrado, las redes sociales, pese a la sensación de información inmediata que aportan, en realidad, están en cierta medida – por no decir en toda – manipuladas.

Los algoritmos que trabajan quienes se dedican al llamado engagement o fidelización, son los que hacen lo necesario para que la persona al otro lado de la pantalla cada vez consuma más minutos delante de sus aplicaciones con el gesto del dedo subiendo y bajando para actualizar las publicaciones de sus contactos.

«Muchos no entienden el trasfondo de las redes. Si la red, cualquiera de ellas, es gratuita, es porque pagan por ella los anunciantes. Es decir, hay un elenco de empresas y de intereses que pagan por posicionar a la vista del público su contenido. Las redes han conseguido algo que jamás se había dado antes: aglutinar dentro a todo tipo de perfiles, ideologías y nacionalidades. Eso tiene un coste elevadísimo si se quiere acceder desde cualquier empresa, de ahí que la monetización de cualquiera de las plataformas consiga la rentabilidad que consigue: multimillonaria» explican los expertos en marketing.

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Si ya fue polémica la optimización de recursos de las distintas campañas de los partidos americanos durante las pasadas elecciones, es durante la pandemia cuando más se está viendo esa radicalización de perfiles.

No solo muestra lo que cada cual quiere leer (porque gracias a los clicks y tiempo que se dedica a ver un vídeo, imagen o notificación, saben qué enseñar), sino que además supone un enfrentamiento que, gracias a la pantalla, cada vez se ha radicalizado más entre las distintas formas de pensar.

Hasta el punto que muchos se plantean si no acceden a la misma información para compartir su opinión. Y lo cierto es que no. Cada cual recibe, casi a la carta, lo que ratifica su punto de vista.

Lo que es en realidad un peligro si no se es consciente de que es una manipulación que busca, en realidad, que las empresas que pagan por posicionar sus anuncios o contenidos y que el hecho de tal segmentación, está radicalizando como nunca antes las ideas ante la percepción de la aceptación.

Aceptar dicho sesgo es, en realidad, dar un paso frente a lo que viene a llamarse la batalla mente vs máquina.