El Banco de España advierte de que aumentan los riesgos de que la inflación tenga efectos de segunda ronda

– Pide a las entidades una «elevada prudencia» reconociendo los riesgos por la guerra

MADRID, 27 (SERVIMEDIA)

El Banco de España señala que, aunque la inflación se modere por una menor actividad derivada de la guerra en Ucrania, «la magnitud y persistencia del incremento de la inflación ya observado en el corto plazo aumenta los riesgos de materialización de los efectos de segunda ronda sobre los salarios y sobre los márgenes empresariales».

Así lo recoge el organismo en el Informe de Estabilidad Financiera publicado este miércoles en el que expone que las entidades financieras se enfrentan al impacto de la guerra desde una posición de recuperación de los niveles de rentabilidad previos a la pandemia y con una capacidad de resistencia «elevada».

Aunque incide en que la exposición directa a Rusia y Ucrania de las entidades españolas es muy reducida, señala que los efectos indirectos pueden ser «relevantes, a través en particular del impacto en aquellos sectores empresariales y grupos poblacionales en los que la recuperación post pandemia estaba siendo más lenta o tardía y, además, se encuentran especialmente expuestos» a las consecuencias de la invasión.

También hay que tener en cuenta que la crisis actual incide «de forma significativa» sobre los riesgos operativos del sector financiero y otros sectores de actividad, ante el posible aumento de los ataques cibernéticos.

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El Banco de España cita como riesgos para la estabilidad financiera el incremento de los riesgos geopolíticos, de manera que en los mercados financieros se podría producir un «incremento de la aversión al riesgo de los inversores, con la consiguiente subida de las primas asociadas a los activos con riesgo» y un impacto negativo en el comercio mundial y en la confianza de los hogares y las empresas, que pueden posponer sus decisiones de consumo e inversión.

También contempla el riesgo de una inflación más elevada y persistente y advierte de que aunque se modere la inflación por una menor actividad, «la magnitud y persistencia del incremento» que ya se ha producido en el corto plazo «aumenta los riesgos de materialización de los efectos de segunda ronda sobre los salarios y sobre los márgenes empresariales».

Como tercer y último riesgo señala la evolución de la pandemia y la posibilidad de que surjan nuevas variantes «más dañinas y capaces de generar olas epidémicas adicionales con un impacto negativo en el crecimiento económico». Sin embargo, destaca que la economía ya tiene mayor capacidad para resistir, aunque el impacto relativo podría aumentar por el mayor peso del sector servicios, y particularmente el turismo, y la mayor proporción de pymes frente a otros países.

Entre las vulnerabilidades de la economía y del sistema financiero español se incluyen las debilidades en la capacidad de intermediación del sector financiero. El organismo señala que «todavía existen deterioros latentes en las carteras de crédito que podrían materializarse en los próximos trimestres» y que un «posible empeoramiento del entorno macrofinanciero global por el incremento de las tensiones geopolíticas y el repunte de las tensiones inflacionistas podría incrementar el coste en términos de dotaciones de estos deterioros, elevando los riesgos sobre la rentabilidad del sector bancario», a lo que se suma que la prolongación del entorno de «elevada incertidumbre» actual «podría encarecer su financiación».

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«En este contexto las entidades deberán mantener una elevada prudencia, con un reconocimiento adecuado y temprano de los riesgos asociados, a fin de preservar la confianza en el sector y de facilitar el mantenimiento del flujo de crédito a la economía», recomienda el Banco de España.

Otra vulnerabilidad es el nivel elevado de endeudamiento público y al respecto insiste en su petición de diseñar un programa de consolidación fiscal a medio plazo que detalle plazos y medidas y las que se adopten de estímulo fiscal tengan «un carácter selectivo» y se focalicen en los más afectados.

En ausencia de un plan de consolidación o de una mejora sostenida del crecimiento de la productividad, y «dado el previsible incremento de los gastos ligados al envejecimiento de la población», el organismo alerta de que la deuda pública tenderá a mantenerse o a aumentar en años posteriores y la aprobación de la indexación de las pensiones con el IPC y la derogación del Factor de Sostenibilidad «elevan el gasto futuro» sin que se vea «suficientemente compensado» por las medidas para posponer la jubilación.

Sobre la debilidad financiera en ciertos segmentos de hogares y empresas, el Banco de España comenta que la mayoría de créditos con aval público vencerán hasta el verano de este año, lo que «aumentará las cargas financieras del sector y, con ello, la posibilidad de que se materialicen los deterioros latentes en la cartera de préstamos bancarios, especialmente en los sectores más afectados por la pandemia».

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