Una de cada cinco personas que han sufrido una guerra presentan trastornos serios de salud mental

MADRID, 30 (SERVIMEDIA)

Alrededor del 20% de la población que vive en entornos donde ha sucedido un conflicto belíco reciente presentan depresión, trastorno de ansiedad, trastorno de estrés postraumático, trastorno bipolar o esquizofrenia, según un estudio publicado en ‘The Lancet’ del que se hace eco este miércoles la confederación Salud Mental España.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que una de cada 10 personas que viven una situación traumática como una guerra desarrollan un problema de salud mental persistente, y ello se agrava en el caso de los niños y adolescentes.

Según el presidente de Salud Mental España, Nel González Zapico, «los conflictos bélicos son letales para la salud mental de las personas». Perjudican a las personas que se ven atrapadas, que padecen de estrés postraumático a causa de las escenas y de la violencia presenciadas; a quienes huyen, que tienen más posibilidades de desarrollar trastornos sicóticos por los riesgos del viaje y por las malas experiencias en los países de acogida (racismo, pobreza…), y también a quienes perpetran la violencia, que presentan un índice muy alto de suicidio, explicó la confederación.

Asimismo, advirtió que las personas con problemas de salud mental previos en situaciones de guerra no pueden acceder ni al apoyo psicosocial ni al tratamiento farmacológico que necesitan dentro de su paísque. Agregó que cuando se encuentran en otro Estado como refugiadas, carecen de la «documentación» necesaria o de las habilidades y recursos precisos para acceder a estos servicios esenciales.

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Por ello, la confederación reclamó «formación específica en salud mental» para el personal que realiza el traslado o evacuación de aquellas personas con problemas de salud mental a zonas seguras.

COBERTURA RESPONSABLE

En cuanto al tratamiento de los conflictos armados por parte de los medios de comunicación, Salud Mental instó a «informar desde el rigor y el respeto a las víctimas», evitando la exposición explícita de las peores consecuencias de la guerra (imágenes de cadáveres, por ejemplo), que «pueden producir un trauma en los espectadores que reciben estas escenas, especialmente en niños y niñas».

Además, advirtió del «error» que supone vincular la violencia, maldad y avaricia de quienes impulsan los conflictos con un malestar de salud mental, pues «estigmatiza gravemente a las personas con estas patologías».

«Una cobertura responsable de la información por parte de los medios de comunicación es fundamental», y llamó a evitar «especulaciones gratuitas» como la posibilidad de una tercera guerra mundial o el estallido de una central nuclear.

Por último, Salud Mental exigió el cese inmediato de las hostilidades y una acogida digna a todas las personas que huyen de la guerra, con independencia de su país de orige origen, raza o religión. Por ello, reclamó «formación específica en salud mental» para el personal que realiza el traslado o evacuación de aquellas personas con problemas de salud mental a zonas seguras.

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