La nueva política migratoria de Europa

La Comisión Europea ha cambiado del todo la previsión en relación a los refugiados. Para empezar, ha planteado que el reparto obligatorio de refugiados entre los países miembros debe cesar.

Y lo hace aparcando la idea que llevaba vigente de cuotas obligatorias de acogida de refugiados para pasar a sistemas voluntarios de solidaridad que se ajuste más a la capacidad y presión migratoria asumible por cada uno de los países que decidan acogerse a ello.

Esto, además, supone un paso adelante hacia el refuerzo de la frontera exterior de la UE y a la gestión de expulsiones de migrantes que no sean capaces de lograr pasar los requisitos para ser refugiado.

«La diferente forma de asumir este punto entre los países y principales capitales ha hecho que la Comisión haya tenido que mediar. Frente a la postura de España se encontraba directamente la húngara o incluso la austriaca, que negaba la imposición de cuotas de migrantes exigida» explican algunos expertos en Relaciones Internacionales. «La postura ahora se basa en la solidaridad política de forma que, cuando un país no pueda asumir la presión, sea otro quien, por sus posibilidades, sea capaz de responder a la necesidad de los refugiados. En ningún caso se ha hablado de otra cosa» concluyen.

«Ningún Estado miembro de la Unión Europea vive la migración del mismo modo. Cada uno afronta retos diferentes y únicos que deben ser reconocidos y entendidos», declaraba el vicepresidente de Migración, Margaritis Schinas.

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Todo pasa por reforzar la comunicación y relación con países terceros

La clave de esta nueva política se basará, primordialmente, en una nueva forma de cooperación y negociación con los países terceros para controlar al máximo las llegadas de migrantes ilegales a las fronteras europeas con el riesgo que conlleva para ellos mismos y para controlar, también, la acción de mafias organizadas que les prometen por precios más que elevados cosas que no son capaces, a posteriori, de cumplir.

Este nuevo movimiento no ha contentado a las organizaciones solidarias, que en palabras de sus representantes, solo han buscado limitar el acceso a personas demandantes de asilo frente a situaciones de emergencia política, social o incluso económica.